Sí, ¡Quiero un masaje!...y no solo por lo agradable que es recibir un masaje sino por todo lo que aporta....
Sí, ¡Quiero un masaje!…y no solo por lo agradable que es recibir un masaje sino por todo lo que aporta. Para empezar ya te estás tomando un momento para ti, haciéndote más que un regalo y cuidándote. La sala es agradable, la música te ayuda a relajarte y vas tomando conciencia de lo cansada que estás al tumbarte en la camilla o en el suelo. Buscas encontrar alivio, que el masaje te ayude a encontrarte mejor y hay dolencias que el masaje puede curar.
Tu terapeuta te hará las preguntas necesarias para empezar a trabajar; ¿Cómo estás? ¿Qué te duele? ¿Cómo te sientes? Una parte muy importante del masaje es cómo te sientes acogida por tu terapeuta. Vas a ponerte en manos de alguien que al principio no conoces y sus manos profesionales además de técnica, tiene que aportarte buenas sensaciones que te ayudarán a recuperarte y sentirte mejor. Escuchas la música, conectas con tu respiración y cierras los ojos.
Los beneficios de un masaje, sea sensitivo, correctivo profundo, terapéutico o ayurvédico…etc. no son solo físicos sino psíquicos. Cualquier dolencia física conlleva su parte emocional, así que un masaje recupera a todos los niveles, físico, mental y emocional.
Los beneficios básicos a nivel físico
La presión ejercida cuando empezamos; activa la circulación y la sangre va hacia el corazón. Favorece también, a la circulación linfática, expulsando toxinas; además, conseguimos una mejor irrigación en los tejidos, oxigena los músculos, siendo estos más firmes y elásticos, aportando más oxígeno en su interior, ayuda a reducir grasas y disminuye el estrés. Si añadimos aceites esenciales mejor aún, ellos, por sus propiedades y al penetrar directamente en la piel, lo refuerzan. La sensación es de alivio tanto si es más rápido al principio, cuando calentamos la piel con los amasamientos, como si es más suave haciendo un drenaje después.
Hay muchos puntos reflejos en nuestro cuerpo que al ser masajeados dan un efecto recuperador para el organismo a nivel de la epidermis, un masaje fortalece y tonifica.
La piel en sí ya es un sistema nervioso. Un masaje suave es sedante y estimula de manera armoniosa las terminaciones nerviosas, disminuyendo el estrés. Hay efectos orgánicos, mejoran el sistema digestivo, disminuye la tensión sanguínea y también se consigue la
regulación de las eliminaciones intestinales. Hemos de pensar que muchas de estas dolencias son psicosomáticas, así que si mejoramos nuestro estrés y modo de vida con los masajes todo ello puede mejorar. Un buen masaje de abdomen ayuda en casos de anemia. Los puntos reflejos de la cara, de los pies y espalda recuperan estos efectos.
Más adelante concretaremos dolencias que pueden ser tratadas con el masaje, ahora quería que vierais lo recuperador que es un masaje a nivel general y preventivo.
Los beneficios psicológicos
Si hacemos un poco de historia, no siempre se han tenido en cuenta. En nuestra cultura y no hace tantos años, el contacto era “tabu”, prohibido. Para empezar, actualmente, cuando se nace lo primero que se hace, o se debería a hacer, es dar el niño a su madre. Esta conexión entre madre e hijo es vital. Los niños que han sido abrazados desde su infancia son niños con una alta autoestima, ese calor corporal, esos mimos dan confianza para crecer sanos y equilibrados psicológica y emocionalmente. Cuando algo nos duele, instintivamente, llevamos las manos hacia esa zona que nos provoca dolor. La temperatura
de nuestras manos nos da consuelo a ese malestar. Todos tenemos buenas manos y aunque no todas os dediquéis profesionalmente podéis aliviar a otra persona. Para consolar, acaricias; si a tu hijo le duele la barriga le das masaje con tus manos; si hay fiebre, con tu mano la sientes; si una amiga te necesita, la abrazas.
Recibir un masaje te ayuda a tener conciencia corporal, mayor sensibilidad y un mayor conocimiento de uno misma, siempre centrándonos en este tipo de masaje que he mencionado que son más energéticos y el trabajo es a nivel físico, psíquico, emocional y espiritual. Somos seres sensibles, además de pensantes. ¡Necesitamos contacto y afecto!
Una vez leí una frase que decía…”Necesitamos tanto el calor como el pan”.
En los tiempos que vivimos, hay muchas personas angustiadas, tristes, una parte notable de la población adicta a analgésicos y olvidan técnicas y terapias tan saludables como esta; recibir un masaje. Puede parecer un lujo pero ya los antiguos valoraban estos placeres, no solo por el placer sino por lo que les daba de bienestar, de salud y alegría en su día a día.
Que se puede tratar con un masaje
A nivel físico: dolores y atrofias musculares, migrañas, artrosis, problemas circulatorios y digestivos, lumbalgias, estreñimiento, dorsalgias… A nivel emocional: ansiedad, baja autoestima, depresión aguda, insomnio, liberación de la respiración, confianza en uno mismo…
Te propongo…
Poner en práctica el dar un masaje a alguien, sea tu pareja, tus hijos, tus amigas de siempre o del trabajo o bien a participar en talleres o grupos donde el contacto, el abrazo, el masaje, la amistad, la confianza… son pilares para vivir una vida plena.
“A menudo, un fuerte dolor de cabeza puede desaparecer en menos de un minuto, si sabemos aplicar bien las manos. Con cinco minutos de Masaje dedicado al cuello y a la cabeza, se pueden aliviar los nervios más alterados” Dres. Gordon Inkeles y Murray Todris
¿Quieres aprender a dar un masaje? Te enseñamos
Soy terapeuta formada en Masaje Sensitivo-Correctivo Profundo, Reflexología, Técnica Metamórfica y mis sesiones van acompañadas con Aromaterapia, Reiki y Flores de Bach. A los treinta años empecé en la Terapia Gestalt y fué entonces cuando el mundo de las terapias alternativas llegó a mi vida. Al principio se trataba de un hobby… los masajes, los aceites esenciales para los amigos y la familia pero, poco a poco, sentí que mi vida era ese mundo; las terapias manuales y las energías. Estas me ayudaron en momentos difíciles de mi vida y me gustaría transmitir el valor y la importancia de todo este mundo de terapias naturales.
Soy terapeuta formada en Masaje Sensitivo-Correctivo Profundo, Reflexología, Técnica Metamórfica y mis sesiones van acompañadas con Aromaterapia, Reiki y Flores de Bach.
A los trenta años empecé en la Terapia Gestalt y fué entonces cuando el mundo de las terapias alternativas llegó a mi vida.
Al principio se trataba de un hobby… los masajes, los aceites esenciales para los amigos y la familia pero, poco a poco, sentí que mi vida era ese mundo; las terapias manuales y las energías. Estas me ayudaron en momentos difíciles de mi vida y me gustaría transmitir el valor y la importancia de todo este mundo de terapias naturales.
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